Priego ha vuelto a reconocer la trayectoria de uno de sus hijos más ilustres, el escultor José Álvarez Cubero (1768-1827), con la inauguración ayer viernes de un busto a escasos metros de la casa que lo vio nacer, revalorizando de paso un enclave que en los últimos años había estado ocupado con varios contenedores y que gracias a la intervención que se ha llevado a cabo, ha cambiado notablemente su aspecto.
Bajo una pertinaz lluvia, a las seis en punto de la tarde, se inauguraba de manera oficial el busto que el escultor ruteño Luis M. García Cruz ha realizado para la ocasión, en el que aparece un Álvarez Cubero en su etapa de juventud, destacando el tratamiento que el autor ha dado a los cabellos y al movimiento del rostro como queriendo encontrar con la mirada la vivienda en la que vino al mundo.
Posteriormente, el propio Luis M. García, explicaba en el acto celebrado en el centro cultural Lozano Sidro, el proceso creativo de la que es su primera escultura pública, acto en el que también tomaron parte el presidente del Área de Cultura, Miguel Forcada, y la Alcaldesa prieguense, María Luisa Ceballos, que durante su intervención destacó los reconocimientos que la localidad ha tributado al insigne escultor, poniendo como ejemplo la calle que lleva su nombre, impuesta en 1913; la colocación en 1922 de una placa conmemorativa en la vivienda en al que nació; la realización en 1968 de un busto para conmemorar el segundo centenario de su nacimiento y que hoy se exhibe en la Casa de la Cultura, y de manera particular la colocación en el Paseo de Colombia de las copias de dos de sus obras más señeras, Ganímedes, en 1997 y La Defensa de Zaragoza, en 2010.
El acto se completó con la conferencia que Rafael Fernández López ofrecía sobre la figura y la obra de Álvarez Cubero, considerado como uno de los grandes escultores del Neoclasicismo, junto al italiano Antonio Canova y el danés Bertel Thorvaldsen.
Referencia obligada dentro de la historia del Arte del primer tercio del siglo XIX, la trayectoria profesional de Álvarez Cubero comenzó a adquirir pujanza durante su estancia en París, donde en 1804 obtiene una medalla de oro en el certamen de la Academia de Artes parisina, que recibió de manos del mismísimo Napoleón, gracias a su Ganímedes. Posteriormente, ya en Roma, el escultor prieguense continuó su trabajo realizando entre 1820 y 1823 la que ha sido considerada por la crítica especializada como la obra cumbre del neoclasicismo español, La Defensa de Zaragoza, en la que plasmó un hecho sucedido durante los Sitios de Zaragoza en la guerra de la Independencia.
Junto a las copias de ambas obras, la que podría considerarse como una ruta por la obra de Álvarez Cubero en Priego se completa con el león luchando con la serpiente y el busto de Flora, en la Fuente del Rey, en este caso piezas originales de su juventud.
Y desde ayer viernes, junto a estas obras, Priego cuenta con una nueva referencia al escultor, un busto realizado en bronce que recordará el lugar en el que naciera un 23 de abril de 1768.