Tal día como hoy, Domingo de Ramos de 1990, era bendecida la imagen que realizara el artista prieguense Niceto Mateo
Rafael Cobo Calmaestra
Miércoles 8 de abril de 2015 - 18:11

Tal vez para muchos, este 8 de abril, onomástica de San Jenaro, pase desapercibido en el calendario como un día más, como otra jornada que descontar a ese particular calendario con el que desde que venimos al mundo tenemos marcada nuestra vida.

Tal vez, una semana atrás, este 8 de abril sí que habría tenido alguna repercusión, se hubiera incluso celebrado un acto o alguna mente pensante lo hubiera twiteato y retwiteado hasta la saciedad. Pero hoy, hasta el momento, ni en redes sociales, ni en ningún otro soporte, físico o digital, nadie ha recordado lo ocurrido hace hoy, exactamente 25 años.
A los que leáis estas letras os podrá parecer algo anecdótico, sin mucha trascendencia, pero el 8 de abril de 1990, en la parroquia de Ntra. Señora de la Asunción, a eso de las ocho y media de la tarde, minuto arriba, minuto abajo, tenía lugar uno de los momentos destacados de la historia de la hermandad del Mayor Dolor, con motivo de la bendición de la imagen de Ntro. Padre Jesús Preso.
Hoy, decía antes, puede parecernos anecdótico y hasta casi normal que una imagen de nueva factura tome parte en nuestra Semana Santa e incluso sea titular de una hermandad. Pero en 1990, esa situación era algo novedosa, hasta tal extremo que Ntro. Padre Jesús Preso era la primera, desde la llegada a Priego del grupo de la Pollinica, que se incorporaba a los desfiles procesionales y, para añadir más novedad y trascendencia al acontecimiento, era la primera que realizaba un artista prieguense que, a su vez, era el hermano mayor de esta nueva hermandad, que tan sólo un año antes había realizado su primera salida procesional, por lo que, sin tiempo de asimilar lo que fue su nacimiento en el mundillo cofrade prieguense, afrontaba otro de los momentos más reseñables de su aún corta historia.
Aquel Domingo de Ramos de 1990 éramos poquitos los que nos dimos cita en la parroquia de la Asunción, asistiendo a aquella bendición, por parte de Manuel Cobos, de la nueva imagen que en tan solo unos meses había salido de las manos de Niceto Mateo, que sin partir de boceto alguno, comenzó en su taller a dar vida a un tronco de ciprés donado por Rafael Ruiz Amores, recibiendo casi a diario las visitas de numerosos hermanos que servían a su vez de modelo.
Tuve la ocasión de seguir de cerca todo el proceso y en más de una ocasión le pregunté a Niceto cómo había conseguido realizar un trabajo sin partir de un boceto o patrón previo. Su respuesta era siempre la misma: “lo tengo en la cabeza y no me hace falta dibujo alguno”, y la sinceridad con la que me respondía me hicieron comprender que aquello que contaban de que en uno de sus “arrechuches” vio al Señor, podría ser hasta cierto.
Tras varios meses de trabajo, Niceto finalizó una imagen a la que dotó de un rostro en el que se unen la dulzura del gesto piadoso y compasivo, con otros rasgos de un volumen potente y decidido, sello inequívoco de su autor, en la que tal vez sea una de sus mejores creaciones.
De manera paralela a este intenso proceso creativo, en el seno de la Hermandad se fueron estudiando distintas advocaciones para la nueva imagen, acordándose que como el desfile procesional tenía lugar tras el Prendimiento lo más acertado sería la figura de Jesús Preso, de ahí que su autor representara al Señor con las manos atadas, planteándose en aquellos primeros días que ésta sería la efigie central de un paso de Misterio en el que se representaría el pasaje evangélico del beso de Judas, como así dejó constancia Manuel Rovira Casañer en un óvalo donado a la Hermandad que abre todos los años el cortejo procesional. Sin embargo,  a partir de 1996, ese paso de Misterio acabó rememorando el apresamiento del Señor en el huerto de Getsemaní, cambiando por completo la representación del pasaje evangélico tres años después con la incorporación de Pilatos.
Pero volviendo a aquel 8 de abril, unos minutos antes de que diera comienzo la ceremonia religiosa, la imagen era conducida por un grupo de hermanos desde el taller que tenía Niceto en la calle Santiago hasta la cercana parroquia de la Asunción, en la que era bendecido. Aquella misma noche la imagen era trasladada en un vehículo a la iglesia de San Juan de Dios para iniciar los preparativos de la que sería su primera salida procesional, produciéndose a su llegada un emotivo encuentro entre Madre e Hijo.
Tres días después, el 11 de abril de 1990 y como uno de los hechos destacados de aquella Semana Santa, como así apareció reflejado en la prensa local, Ntro. Padre Jesús Preso realizó su primera salida procesional, dándose la circunstancia de que por vez primera en la historia cofradiera de Priego, el Hermano Mayor de una hermandad era el autor de la imagen titular de la misma, hecho que se daba en la persona de Niceto Mateo y Ntro. Padre Jesús Preso.
Por eso hoy, era de justicia recordar una efeméride que para un puñado de los que vivimos aquel 8 de abril de 1990 no podía pasar desapercibida. Porque 25 años no se cumplen todos los días y menos si en el camino han sido numerosos los obstáculos superados y muchos de aquellos fundadores e impulsores de la realización de la imagen los que ya no se encuentran entre nosotros. Vaya por ellos este 25 aniversario.

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