Santísimo Cristo de la Buena Muerte. (Cedida) (Foto: Cedida)

Por segunda jornada consecutiva, la meteorología fue la gran protagonista de la presente Semana Santa en nuestra localidad, máxime cuando a mediodía de ayer lunes, unos chubascos hicieron temer lo peor a los hermanos de la cofradía de María Santísima de los Dolores.

Finalmente y a medida que se acercaba el horario de salida, los negros nubarrones se fueron alejando y las noticias que llegaban de otras localidad comenzaron a ser tranquilizadoras, por lo que finalmente, a la hora indicada, la cruz de guía del cortejo comenzó a bajar las escalinatas de la ermita de El Calvario y tras ella, interminables filas de nazarenos, atributos e insignias.
Con la noche ya entrada, por aquello del horario aún invernal, y con la única iluminación de sus cuatro antorchas, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte iniciaba su desfile procesional, acompañado por la bellísima efigie de María Santísima de los Dolores, cuyo caminar estuvo marcado musicalmente por la Banda Sinfónica de la Escuela Municipal de Música de Priego.
Con un discurrir algo más rápido que en años anteriores, ambos titulares llegaban pasados unos minutos de las doce de la noche a la parroquia de Ntra. Señora de la Asunción, templo en el que permanecerán hasta la madrugada del Viernes Santo, cuando iniciarán su regreso a su sede en la conocida como Vía Sacra o procesión del silencio.