Las hermandades de La Pollinica y La Paz realizaron con gran brillantez sus respectivos desfiles procesionales
Rafael Cobo Calmaestra
Lunes 30 de marzo de 2015 - 19:11

La salida de la artística cruz de guía de palma rizada de la hermandad de La Pollinica, volvía a marcar un año más el inicio oficial de la Semana Santa en nuestra localidad.

La primaveral mañana del Domingo de Ramos, como manda la tradición, invitaba a disfrutar del primero de los desfiles de la Semana Mayor y como se esperaba, las calles se poblaron de un público dispuesto a vivir con intensidad una de las celebraciones más importantes de Priego.
A las doce en punto y tras el pasacalles de las tres bandas que tomaron parte en el desfile, se abrían las puertas de San Pedro para dar paso a un cortejo en el que volvía a ser mayoría los pequeños cofrades ataviados a la usanza hebrea, que acompañaron el primer tramo a Ntro. Padre Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, cuyo trono recuperaba el exorno floral, en este caso un vistoso friso a base de claveles sangre de toro y unos artísticos jarrones en las cuatro esquinas y el centro de los costeros.
Muy esperada era la salida de María Santísima de la Encarnación, tras la reciente restauración a la que ha sido sometida en el taller del cordobés Miguel Ángel González Jurado, que volvía a lucir su elegante belleza en la radiante mañana del Domingo de Ramos.
Algo más de tres horas después de iniciarse el desfile, el último de los penitentes que componían el cortejo de La Pollinica regresaba a San Pedro, finalizando la primera cita del Domingo de Ramos prieguense, que tenía su continuación entrada la tarde en la iglesia de Ntra. Señora de las Mercedes, donde también fue muy numeroso el público que asistió en directo a la salida de los titulares de la hermandad de La Paz.
El ambiente matinal, con numerosos prieguenses y visitantes disfrutando del primero de los desfiles de nuestra Semana Mayor, volvía a repetirse durante la tarde-noche en buena parte del itinerario, aunque desde 2004 y de manera ineludible, un barrio volvía a contar los minutos para que se produjera la deseada llegada de Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto y María Santísima de la Paz. Y así fue, porque dio la impresión de que los relojes se pararon cuando la cruz de guía cruzó el Santo Cristo y la comitiva se adentró en Las Caracolas, donde durante algo más de una hora el barrio al completo volvía a convertirse en protagonista de la Semana Santa prieguense.
Una vez cumplido este ritual, el desfile, sobrio en su guión procesional pero con detalles de mucho encanto, entre ellos el exorno del palio a base de rosas de tonalidad rosas, continuó hasta la iglesia de las Mercedes, no sin antes dejar bellísimas estampas en las inmediaciones de la ermita de las Angustias.
Pasaban unos minutos de las doce de la noche cuando el palio de María Santísma de la Paz cruzaba el dintel del tempo mercedario finalizando de esta manera un brillantísimo e intenso Domingo de Ramos.

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