(Foto: Cedida)

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El Miécoles Santo volvía a ser una jornada de contrastes, ya que junto a la representación a cargo de la archicofradía del Prendimiento, original pieza de teatro sacro cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, en la que se escenifican los pasajes evangélicos del Lavatorio, Última Cena, Oración en el Huerto y Prendimiento de Jesús, la hermandad del Mayor Dolor, una de las más jóvenes de nuestra localidad, conmemoraba su vigésimo quinta salida procesional.

Una intensa tarde-noche que se iniciaba con el pasacalles que realizaban el Escuadrón y la banda de Soldados Romanos y Chaquetillas Colorás de la archicofradía Columnaria, rindiendo honores a la Virgen de la Cabeza en la Fuente de la Salud, acto que se ha convertido en uno de los rituales previos a la representación del Prendimiento.
Cuando los protagonistas de esta representación desfilaban en dirección a San Francisco, a pocos metros de este improvisado Getsemaní, la hermandad del Mayor Dolor iniciaba desde la iglesia de San Juan de Dios su estación de penitencia, dándose la circunstancia de que este año se cumplía el 25 aniversario de su primera salida procesional, en aquella ocasión únicamente con la imagen de María Stma. del Mayor Dolor, a la que se incorporó en la Semana Santa de 1990 la efigie del Señor.
Como suele ser habitual desde aquel ya lejano año de 1989, las cuadrillas de ambos pasos volvía a retar la angosta salida de la iglesia hospitalaria, así como los aledaños de la plaza de San Juan de Dios, en la que se volvió a dar cita un gran número de público, al igual que durante el resto del itinerario.
Cuando el reloj ya consumía dos horas del Jueves Santo, la titular mariana de la hermandad del Miércoles Santo prieguense, hacía su entrada en su sede canónica, poniendo un brillante broche a una intensa jornada que dará paso a los días “fuertes” de la Semana Santa de nuestra localidad.



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