HERMANDADES | Semana Santa
Elegancia a raudales en la tarde-noche del Martes Santo prieguense
Por vez primera en los tres últimos años el desfile de desarrolló sin sobresaltos provocados por la inestabilidad meteorológica
Martes 15 de abril de 2014 - 18:53
El marfil y el burdeos, colores de la Real y Antigua Hermandad de la Caridad, fueron un año más los protagonistas de la noche del Martes Santo prieguense, que después de tres años marcado por la incertidumbre meteorológica, se desarrolló con total normalidad y una gran brillantez y eso que las gotas que descargaron a primeras horas de la mañana hicieron temer lo peor.
A las 20:30 en punto, la cruz de guía de la Hermandad atravesaba la plateresca portada de Santa Ana para iniciar su estación de penitencia, en la que el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Desamparados recorrieron el itinerario previsto acompañados por un importante número de penitentes que conformaban un cortejo elegante y a la vez austero, en el que sobresalía el artístico calvario que conforman el crucificado que Agustín de Vera y Moreno realizara en 1728 con la Virgen de los Dolores a los pies de la cruz. Trono que este año presentaba como novedad la inclusión de unos candelabros arbóreos, a modo de prueba, ya que la intención de la Hermandad es la inclusión de este tipo de iluminación en un futuro no muy lejano, en sustitución de los hachones que hasta el pasado año flanqueaban a las dos imágenes que procesionan en el mismo.
Igualmente reseñable fue una vez más el completísimo y siempre elegante palio de la popular y cariñosamente conocida como Virgen de la Caridad, que este año lucía un exorno floral en tonalidades blancas.
Dentro del guión procesional de esta Hermandad, destacó una vez más la presencia del Cristo de los Ajusticiados, portado por uno de los penitentes en el primer tramo del desfile, así como el llamado Manto de los Ajusticiados, que por Real Decreto tenía la prerrogativa de que una vez ejecutado el reo y cubierto por dicho manto, si éste no había fallecido, se le conmutaba la pena por lo que no podía ser ajusticiado de nuevo, y que sin lugar a dudas es uno de los enseres que pone de manifiesto la densa historia de esta hermandad prieguense.
Unos minutos después de las doce de la noche y ya por tanto dentro del Miércoles Santo, la comitiva regresaba a la parroquia de la Asunción finalizando un Martes Santo que dará paso a los días centrales de la Semana Santa prieguense.
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