Columna, Dolores, Nazareno y Soledad se vieron sorprendidas por chubascos cuando sus cortejos se encontraban en la calle, mientras que las Angusticas decición suspender su estación de penitencia, por tercer año consecutivo
Rafael Cobo Calmaestra
Sábado 30 de marzo de 2013 - 13:06

La climatología se ha convertido en la protagonista indiscutible de la Semana Santa prieguense, ya que las nueve cofradías que hasta ayer viernes han procesionado o debían hacerlo, se han visto obligadas a suspender sus desfiles, acortarlos en otros casos o aguantar inoportunos chaparrones que pusieron en peligro su valioso patrimonio.

Pese a que para el Jueves Santo las previsiones eran más que optimistas, ya que durante prácticamente toda la mañana y buena parte de la tarde la nubosidad fue mínima, las condiciones meteorológicas fueron cambiando radicalmente a medida que se acercaba la salida de la Columna, hasta tal extremo que la Archicofradía se vio obligada a solicitar una moratoria de media hora para iniciar su desfile, decidiendo ponerse en la calle arriesgándose a que un aguacero sorprendiera a la comitiva, como así ocurrió, provocando el regreso a su templo de San Francisco cuando no se había culminado ni una tercera parte del itinerario.
Con el Jueves Santo echado por alto llegaba el turno de las Dolores, que el Lunes Santo se vio obligada a suspender su estación de penitencia, lo que obligaba a la cofradía  a realizar la subida y la bajada desde el Calvario en un mismo día. Así, a las doce y media en punto, ya en la Madrugada del Viernes Santo, la cruz de guía iniciaba los primeros pasos de un desfile que por momentos adquirió un ritmo demasiado lento, máxime cuando se anunciaban nuevas precipitaciones en un par de horas. Aún así, la Vía Sacra se desarrollaba con total normalidad y con algunas calles prácticamente vacías, como ocurrió en Carrera de las Monjas y Lozano Sidro,  hasta que el cortejo se encontraba de nuevo en las inmediaciones de El Calvario, cuando un inoportuno chubasco, de cierta intensidad, provocó que el brillante colofón del que hubiera sido el primer desfile de la Semana Santa de Priego completo y sin ingerencias de la lluvia, se viniera al traste.

Climatología que como es habitual no fue obstáculo para Ntro. Padre Jesús Nazareno, que volvió a concitar un verdadero diluvio de devoción, tanto en las horas previas a su salida procesional, con multitud de visitas a su capilla, como durante el desfile, cuyo punto culminante volvía a ser la bendición que la venerada imagen impartió a su pueblo desde El Calvario a las tres menos cuarto de la tarde, en la que es una de las tradiciones más singulares de la Semana Santa prieguense,  cuya edición de este año será recordada de manera especial por el protagonismo que han tenido las precipitaciones, que también echaron por tierra los desfiles de Las Angustias, que fue después de retrasar media hora su salida finalmente fue suspendido por tercer año consecutivo, mientras que La Soledad, que optó por un recorrido corto, arriesgó y se vio sorprendida por un chubasco cuando el paso del Santísimo Cristo Yacente, que procesionaba sin urna, se encontraba en la calle Ribera y María Santísima de la Soledad había dejado la plaza de San Pedro, completando de esta manera una de las Semanas Santas más accidentadas, en lo que a la climatología se refiere, de las últimas décadas, ya que, por el momento ninguna cofradía se ha librado del agua.

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