Ayer domingo tenía lugar la inauguración y bendición de la plaza San Juan de Ávila, ubicada en la entrada al barrio de La Villa por la calle Jazmines, en la intersección de ésta con Villalta y Abad Palomino, anexa al Sagrario y la torre-campanario de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
El acto tenía lugar tras la celebración de una Eucaristía de acción de gracias por el curso que finalizaba, presidida por el obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, que durante la homilía recordó la estancia de San Juan de Ávila en nuestra localidad para atender espiritualmente a los Duques de Feria y marqueses de Priego, no pasando por alto la belleza y monumentalidad de Priego, particularmente de la capilla del Sagrario.
Al finalizar la ceremonia religiosa, el Obispo hacía entrega a la parroquia de una reliquia de San Juan de Ávila, procediéndose a continuación a la inauguración de la nueva plaza, en un sencillo acto conducido por el presidente de la Agrupación General de Hermandades y Cofradías de Priego, Jesús Aguilera Luque, en el que tomaron la palabra la alcaldesa de Priego, María Luisa Ceballos, y el propio Obispo de Córdoba, que fueron los encargados de descubrir las dos placas que se han instalado, una de ellas de rotulación del espacio y otra que recoge un reconocimiento de Priego a la figura de San Juan de Ávila, concluyendo el acto con la bendición por parte del Obispo de la nueva plaza.
Juan de Ávila, natural de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), nació en 1499, siendo ordenado sacerdote en Alcalá en 1526, convirtiendo Andalucía en su tierra de misión, predicando y siendo consejero espiritual de muchas personalidades del momento, entre ellas del Duque de Feria, que lo invitaría a venir a Priego, donde pasó una estancia bastante prolongada mientras acompañaba espiritualmente al duque en sus últimos años de vida.
Durante su estancia en Priego, las fuentes documentales recogen hechos significativos como la fundación del Colegio San Nicasio, uno de los primeros de la localidad ubicado junto a la casa de los Marqueses y la ermita del patrón, en el barrio de la Cruz de la Aurora.
En 1554 dotó al colegio de unas rentas gracias también a la generosidad de la Marquesa de Priego y se nombró al Licenciado Marcos López, discípulo de S. Juan de Ávila, que era catedrático de Córdoba, rector de dicho centro, pasando San Juan de Ávila sus últimos años de vida en Montilla, donde falleció en 1569.
Desde el primer momento de su muerte se reconoce su fama de santidad, siendo beatificado en 1894, canonizado en 1970, y debido a la importancia de su obra, de sus escritos y de su fama por el mundo entero, en 2012 fue declarado doctor de la Iglesia Universal.