Una estrofa de nuestro himno de Andalucía dice: “Andaluces levantaos”.
Es inadmisible que estos (muchos) componentes de esta subnación –como consideran a Cataluña- , miren con convencimiento de superioridad a nuestra tierra, más concretamente a los jornaleros andaluces y también extremeños.
Esta extrema derecha catalana olvida que la mano de obra de nuestros andaluces ha contribuido enormemente al desarrollo y auge de esa comunidad, a la que –dicho sea de paso- “sí se le entiende lo que habla”.Ya está bien.
Primero la señora Nebrera la tomaba con la forma de hablar de la ministra de fomento.
Luego, Artur Más dice que a nuestros niños no se les entiende.
Ahora Duran i LLeida, que los jornaleros que cobran el PER se pasan el tiempo en el bar. ¿Pero esto que es, una guerra de descalificativos y menosprecio?
Intuyo que es mucho más; que el trasfondo es mucho más serio y más enrevesado.
Vamos a ver, señores catalanes: aprovechados de algún tipo de subsidio los hay en todas partes, vagos y maleantes los hay en todas partes, chorizos y corruptos los hay en todas partes; pero dejen en paz a los jornaleros andaluces, mejor dicho, a la parte mas débil de esta sociedad en crisis, sea de la parte de España que sea. Como he dicho en alguna otra ocasión, los grandes corruptos de este país no están entre los jornaleros.
Un jornalero es una persona que depende de un jornal para cubrir las necesidades de una familia, muchas veces, numerosa.
Cuando se acaba la temporada de recolección: aceituna, uva, algodón, trigo, lo que sea, ¿ahora que hacen? ¿Se echan las muelas al bolsillo?
Los jornaleros andaluces no se están comiendo nada de los payeses catalanes, nada.
Yo he sido emigrante en Cataluña los primeros ocho años de casada. Conozco vuestro carácter y lo respeto. Pero pese a esa corrección de la que pretendéis presumir, también cometéis fraudes.
Personalmente, yo descubrí que estuve trabajando tres meses sin asegurar, cuando tuve una urgencia médica. Entonces, mi jefe (empresario catalán) se daba patadas en el culo corriendo para que mis papeles estuvieran en regla, porque además se daba la circunstancia de que yo estaba embarazada. Los jornaleros andaluces hemos pecado de ingenuos en vuestra tierra y ustedes nos han considerado mano de obra de segunda.
Hablo con conocimiento de causa porque lo he vivido en primera persona (repito ocho años) trabajando en la Costa Brava.
Mi amor por Andalucía es hartamente sabido y, seguramente, se acentuara más en aquellos años en que, con el corazón encogió, me alejaba de mi mar de olivos e iba hacia otro mar frío e inhóspito para mí.
Olivos de los que he sido aceitunera, jornalera y a mucha honra. Sepa, señor Duran i LLeida, que si terminada la temporada del campo se me concede un subsidio, lo acepto alegremente porque mi familia también come, estudia y tiene derecho a tomarse un refresco en el bar del pueblo. Sin embargo no le he oído reprobar la desvergüenza de su vecina la señora Maria Dolores Amorós – de la Caja Mediterránea- que se había puesto un sueldo de 593.040 euros anuales y una pensión vitalicia de 370.000 euros, nada… unas pesetillas…
Claro, usted no la ha visto porque ella no se detiene en el bar de su pueblo, sus vicios se los costea en lugares de lujo inimaginables para nosotros los jornaleros.
Ya está bien, personajes catalanes, ya está bien. Que están consiguiendo con esos mensajes xenófobos levantar viejas antipatías entre las dos comunidades y eso no es bueno porque, mal que les pese, Cataluña está llena de andaluces y muchos de ellos han sido jornaleros.
MÁS RESPETO PARA ANDALUCÍA, POR FAVOR.