Un diario de tirada nacional ha publicado hoy una lista con los nombres de todas las personas asesinadas por ETA. Son 858 personas; cuatro páginas de letra diminuta. Casi instintivamente me he ido a buscar en el año 1985 y he encontrado lo que buscaba: “Antonio Jesús Trujillo Comino, guardia civil, San Sebastián, 09/07”.

En esta lista terrible hay guardias civiles, policías y militares de distintas graduaciones, pero también hay médicos, empresarios, electricistas, magistrados, políticos, vendedores ambulantes, jubilados, albañiles, niños y niñas de corta edad, cocineros, profesores, madres embarazadas… gentes de toda edad, profesión y condición. Ninguno hizo nada que mereciera el trágico final que tuvieron.
Pero yo recuerdo bien aquel 10 de Julio de 1985. Aquel día tuvo lugar en Priego un funeral seguido de una gran manifestación de duelo por la muerte de Antonio Jesús Trujillo Comino, un muchacho nacido en Priego que solo tenía 22 años. Su muerte no ocurrió por enfermedad, ni en un accidente laboral o de tráfico. Antonio Jesús Trujillo fue asesinado por ETA. No tenía culpa alguna, no había cometido delito alguno; simplemente estaba trabajando como Guardia Civil en San Sebastián.
La familia de Antonio Jesús, sus padres y hermanos, sus tíos y primos nunca han podido olvidarlo; el dolor por su pérdida no les ha dejado a lo largo de 26 años. Su pueblo tampoco, pues el Pleno de nuestro Ayuntamiento aprobó por unanimidad poner su nombre a una calle para que todos los prieguenses recuerden en el futuro que ese muchacho nacido en Priego fue asesinado por unos fanáticos que querían acabar con la democracia en España imponiendo sus ideas no por métodos democráticos sino por medio del terrorismo.
Ahora, completamente derrotada gracias a la aplicación de la ley y al esfuerzo y sacrificio de las fuerzas del orden, de la justicia y de todo el pueblo español, ETA anuncia que abandona la lucha armada. Pero en vez de entregar las armas, pedir perdón y desaparecer, quieren hacernos creer que todo debe ser al revés: que las víctimas pidan perdón a los verdugos; que el Estado excarcele a presos que no han cumplido su merecida condena; que se paguen pensiones vitalicias a los asesinos; que los Ayuntamientos hagan homenajes a los fanáticos de ETA. En resumen, quieren equiparar a los asesinos con los asesinados; quieren que en los libros de historia del futuro se diga que una banda de terroristas venció a los españoles y que gracias a esos asesinatos, el País Vasco consiguió un día la independencia.
Esta es la indignidad que los etarras quieren hacernos tragar. Más; quieren estar en las instituciones, en los Parlamentos vasco y español, en las Diputaciones y Ayuntamientos; pero no para cumplir y hacer cumplir las leyes, sino para incumplirlas pública y expresamente, para insultar, humillar y presionar a los vascos y a todos los españoles que no piensan como ellos. Lo vamos a ver en los próximos meses.
Han producido 858 muertos; entre familiares y amigos, miles de víctimas cuyo sufrimiento nadie puede medir. No se les puede perdonar, entre otras cosas, porque nunca van a pedir perdón. El Estado… ¿tendrá que “ser generoso”?; puede ser conveniente. Pero facilidades para que logren sus objetivos, no debemos darles ni una. Al menos hasta que pasen tres generaciones y sea posible el olvido… Quienes colaboren en ese proyecto caerán en la misma indignidad.
Sobre todo ello, Antonio Jesús Trujillo Comino tendrá pronto en Priego una calle con su nombre, tal como aprobó en su día el pleno del Ayuntamiento.
Para no olvidar nunca.