...Y pasaron las elecciones andaluzas. Y ganó la abstención: aproximadamente 4 de cada 10 andaluces con derecho al voto se abstuvo, 2 votaron al PP, 2 al PSOE, 1 a IU, y otro a un conjunto de partidos (la mitad de centro y la otra mitad contrarios al sistema).
En la “fiesta de la democracia” (o juerga democrática) pocas veces se hace mención a la abstención porque afea esa “fiesta” democrática y muestra que en realidad es una “juerga” poco democrática. Incluso cuando la abstención supera la mitad de la población con derecho al voto (como ya ocurre en muchas elecciones y en muchos países) el propio sistema “democrático” esconde la cabeza como el avestruz para seguir legitimándose.
Y no sería extraño que ante el temor de que nadie acudiese a esa “fiesta” (hartos ya de tanta resaca etílica al día siguiente) se obligase a votar bajo pena de señalamiento, multa y/o prisión (ya ocurre en algunos países, y también ocurría con los referendos de Franco)…o que desde el Poder se terminaran inventando complots terroristas que pretenden atentar contra la “paz social” fomentando la abstención, como sugería Saramago en su obra de ficción: “El ensayo sobre la Lucidez”, cuando el pueblo en el momento de elegir “democráticamente” a las personas o partido convenientes decide (ante tanta mentira y corrupción) no elegir a nadie y que el voto depositado sea en blanco por mayoría aplastante. En la obra de Saramago el gobierno ve en ello una revolución y cunde el pánico entre las élites al saberse innecesarios y al comprobar que a la hasta entonces masa de población amorfa, consumidora, acrítica y dócil le surgía un pensamiento propio. En la obra de ficción de Saramago el Poder llega al patetismo en su intento de acabar con una Idea, cuando esta idea es imposible de derrocar en tanto en cuanto es una idea, un Pensamiento.
¿Ficción?: “Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras”, cosas que vemos ya de manera patética a diario, como utilizar la “crisis” (ya de manera patética) como excusa para atacar los derechos sociales; Hablar de “mercados” (ya de manera patética) en lugar de 1.500 familias multimillonarias que controlan el país; Fomentar el miedo con “la prima de riesgo” (ya de manera patética) en lugar de hablar de chantaje sin riesgo; Llamar “enemigos” a los que protestan …o considerar delito de agresión a la autoridad la desobediencia pacífica (ya de manera patética) y condenarte por ello como “terrorista de baja intensidad”. “Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras”.
Ante los datos de abstención en las elecciones andaluzas ningún partido político debería por tanto sonreír, aunque fuera sólo por escaso pudor, ya que demuestran la poca confianza que la ciudadanía tiene hacia este sistema de farsa democrática, ante esta “dictadura de baja intensidad” que te dice: ¡vota y calla!. Porque si bien la abstención puede deberse a un conjunto de factores: apatía, pasotismo, desafección...también abstención activa y respuesta crítica y consciente al sistema, no deja de ser en su conjunto un "voto" de castigo a la clase política y al sistema que sustenta.
Pero el sistema es tan perverso que en lugar de atajar las causas de la abstención: la escasísima democracia (con más democracia directa) se termina (o terminará) atacando las consecuencias: obligar a votar para que, en aras de la “libertad”, no se deslegitime un sistema “democrático” que va aumentando la intensidad represiva ante las protestas legítimas de una ciudadanía que se niega a ser un número estadístico. Los últimos episodios en Grecia y España evitando referendos que podrían ser contrarios a los intereses de “los mercados” nos lo muestran claramente, por si alguien tuviera aún dudas.
Volviendo a Andalucía, 2.352.973 andaluces no han votado, y algo más de 60.000 lo han hecho en Blanco o Nulo.
Al PP le han votado 1.567.207 de andaluces (casi 500.000 menos que en las generales). Al PSOE 1.523.465 (60.000 menos que en las generales). A IU 437.445 (100.000 más que en las generales). Pero todos pierden (incluso IU que es el único que gana votos) porque el PSOE se derrumba (o consolida su derrumbe), el PP pierde casi medio millón de votos (que nunca recuperará), e IU al pactar con PSOE (que tiene exactamente el mismo equipo que esta formación ha estado criticando en el pasado inmediato) terminará perdiendo los votos que le han prestado (por castigo ante el pacto o por buscar el “voto útil”)...y es que el sistema es también muy perverso para “el que dice combatirlo… desde los sillones”.
No negaré que es un alivio para mi no tener a Arenas en la Junta, ni al PP como apisonadora en todo el Estado, ni que (desde un punto de vista estadístico) se compruebe cierta inteligencia en el voto y en los resultados: se castiga la corrupción y el inmovilismo del PSOE, se castiga las mentiras y la corrupción del PP –que sólo ha necesitado semanas para destaparse-, y se “presta” votos a quien dice estar contra este sistema de cosas…ganando la opción que castiga a todos por igual por participar, en mayor o menor medida, de la farsa electoral.
Pero es un alivio que debe durar lo que dura un suspiro...porque esa no debe ser la lucha. La lucha es romper la cadena que nos ata a una falsa libertad desligada de la responsabilidad.
Efectivamente, de nada sirve no votar…y quedarse tumbado en casa sin asumir responsabilidades. Lo importante es asumir nuestras propias decisiones, ser responsables de ellas si queremos ser libres (porque son las dos caras de la misma moneda: libertad y responsabilidad) sin delegar en nadie esas decisiones, en ningún "representante" que sólo se representa a sí mismo y a esos “mercados”.
Esos “mercados”, es decir, esas 1.500 familias que controlan España (y cotizan en la Bolsa) donde deben incluirse a gobiernos y “representantes” de todo color, una hidra monstruosa que con un solo cuerpo tiene varias cabezas: la de la Banca, la de las grandes empresas multinacionales, la de los gobiernos (con sus ejércitos, policías y jueces), y que de manera nada disimulada van pasando a ocupar ora una cabeza ora otra (ora presidente, ora asesor de multinacional, ora banquero, ora ministro) haciendo crecer sus monstruosos cuellos a costa de la clase trabajadora.
¿Cuándo se transfigurará ese Hércules dibujado en nuestro escudo andaluz en un héroe colectivo que acabe con la Hidra y con todo monstruo viviente. El león de Nemea, el Cancerbero y otros monstruos con los que tuvo que enfrentarse Hércules están lejos de ser domesticados.
Para esta lucha debemos tomar conciencia individualmente pero también organizarnos desde la base (porque soluciones individuales a problemas colectivos no existen): con más democracia y menos dirigentes. Organizarnos desde la base en el trabajo, en los barrios, en la Escuela, en distintos colectivos…porque la emancipación de la clase trabajadora será obra de nosotros mismos, o no será.
Debemos volver a ser Pueblo, y no masa amorfa y dócil, y como Pueblo ser contrapoder, viendo en el voto (cada 4 años) una trampa que debe utilizarse en todo caso con la inteligencia adecuada para que no termine convirtiéndose en mecanismo que sirva para desmovilizarnos y paralizarnos (en la creencia utópica de creer que “ya gobiernan los nuestros” o en el “a ver si estos lo solucionan”…eso sí que es utopía en el peor sentido de la palabra).
El voto históricamente sirvió puntualmente para traer, por ejemplo, la II Repúbllica en 1931, sacar a los presos políticos en 1936, protestar por una guerra como la de Irak, castigar políticas antisociales…o elegir a tu alcalde en un pueblo pequeño (donde todo el mundo se conoce y existe la posibilidad de trasladar directamente las quejas y las propuestas). Pero si votas…y te quedas tumbado en casa, de NADA sirve, sino para desmovilizarnos, paralizarnos, resignarnos, y para terminar pasando de todo con apatía y desengaño.
¡La lucha está en la calle y no en los votos para elegir un Parla-Miento!. Los cambios sociales SIEMPRE han ocurrido con lucha y organización, y no con los votos. Y como decía Maquiavelo hace siglos, que nadie condene los tumultos porque “quienes condenan los tumultos entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, y se fijan más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron. En toda República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos” (capítulo IV del Libro I “Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio").
PD.: posiblemente con la nueva ley que prepara el PP este texto sea considerado como incitador a la violencia…si no doy señales de vida, ya sabéis donde estaré los próximos 2 ó 3 años: ¡viva la democracia!.