OPINIÓN | Por su nombre
Hay niños pobres y pobres niños
Viernes 4 de abril de 2014 - 21:38
El inspector de Enseñanza Primaria Agustín Serrano de Haro publicó en el año 1949 el siguiente libro, Horizontes Abiertos. Pues bien, en el mismo se incluye una máxima muy curiosa:
"El que se avergüenza de ser pobre, ni sabe Historia ni tiene sentido común".
Desde que leí en prensa la noticia de que un diputado planteaba subir a 21 años la edad mínima para el consumo de alcohol, aduciendo que la maduración cerebral dura hasta esta edad. Yo tengo datos que dice que dura hasta los 25 años, pero esto no es lo que crea más decisivo en el tema que nos ocupa.
Mi afición a la poesía me trajo a la mente el poema escrito por Andrés Carcagno, que da titulo a lo que ahora escribo.
Hay niños pobres
y hay pobres niños:
que no se miden
por sus aliños
ricos o pobres
lo mismo da...
El poema entero lo podéis encontrar con facilidad. En efecto que hay niños pobres, muy pobres, y que hay pobres niños. Pero la cuestión de los pobres niños no es subir, en teoría, la edad del consumo de alcohol. Ya que esto, en el mejor de los casos, quedaría en un simple papel mojado. Hoy se sabe de forma fehaciente que los jóvenes se inician en este consumo en torno a los 13 años, la ley dice que no se puede hacer hasta los 18. ¿Que efectividad puede tener un cambio de la ley sobre el papel?. A mí se me ocurren pensar muchas cosas que pueden derivar en una especie de subasta en las campañas electorales, pero sin ningún efecto sobre la reducción de los consumos en menores. Piénsese que estamos hablando de una de las drogas más destructivas que hay y la que más a mano tienen estos.
Hace unos días leía el sin fin de trucos de que se valen los chavalillos para comprar alcohol en las grandes superficies. También cabe la posibilidad de crear una "mini mafia" en torno a esto ya que un mayor de 18 años, a cambio de lo que acuerden, puede comprar sin problema el alcohol que los menores le encarguen. Esto sin contar con la venta clandestina e ilegal de esta sustancia, así como del tabaco.
No voy a ocultar ahora que no estoy a favor de los botellones, como tampoco lo estoy de los macro conciertos.
Los mas mayores recordamos la nefasta moda que se impuso con la tristemente famosa "Ruta del Bakalao". ¡ Dios mío, si se hiciera un balance serio y profundo de aquel desatino!.
Al toro hay que cogerlo por los cuernos - que es lo que no se está haciendo- y si se autoriza un espacio para el ocio nocturno de los jóvenes - y a falta de hacer bien los deberes y ofertar otras alternativas de ocio coincidentes en horario con este botellón- no quedaría mas remedio que asumir totalmente la responsabilidad que se contrae y poner la vigilancia necesaria y la suficiente infraestructura para atender cualquier contingencia que durante el desarrollo de estos se pudiera presentar. La instauración de la costumbre sajona de beber al "atracón" hace que se produzcan muchas y muy graves intoxicaciones etílicas en los llamados botellones y esto hace que una vigilancia permanente y control de menores, sea imprescindible. Pero no se está haciendo.
Se que se trataron muchas mas cosas y múltiples enfoques del tema, pero mencionarlos haría interminable este escrito y no se trata de eso.
Yo voy a terminar diciendo que el alcohol es, en estos momentos, la droga iniciática por excelencia - pareja le debe andar la marihuana- y que los "Botellones", lo niegue quien lo niegue, son un hipermercado de un sin fin de sustancias psicotrópicas y que el remedio es tan simple como es poner la suficiente vigilancia y control policial durante su desarrollo.
MANTRA: No hay dinero para pagar la vigilancia.
SOLUCIÓN: En ese caso que no se celebren.