Juan Damián Sánchez Luque
Miércoles 18 de junio de 2014 - 09:51
generica

Cuando el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, escribió en 1975 su novela "Pantaleón y las Visitadoras".

Se traslada a un lugar de la Amazonía Peruana, donde la acción se desarrolla  y  la historia de la novela trata de un capitán del Ejército peruano, Pantaleón Pantoja, quien se ve involucrado, muy a su pesar y, por orden de sus superiores, en una misión consistente en satisfacer las necesidades sexuales de un grupo de soldados destinados en la Amazonía Peruana.
Pantaleón desecha la idea  por atentar sobre la base de sus sólidos principios, pero las órdenes de sus superiores fueron inflexibles y éste hubo de aceptar la encomendada misión.
Creando, a tal fin el S.V.G.P.F.A. O lo que es lo mismo, El Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA). Así que una vez hubo montado el servicio que sus superiores jerárquicos le ordenaron, empiezan las aventuras y desventuras de este íntegro militar.
Son desternillantes los partes que el capitán Pantoja hace de los servicios prestados a la tropa por su equipo de Visitadoras. Ya al final de la novela, esta se hace tediosa por la repetición de tantos partes.
Con esta novela Vargas Llosa obtuvo en 1975 el Premio Latinoamericano de Literatura. También existe una versión cinematográfica de esta obra.
Luego que  unas de sus mejores pupilas, "La Brasileña", es asesinada por un grupo de nativos furibundos, Pantaleón se presenta en su entierro vestido de militar (haciendo público así el carácter del servicio y develando el secreto al que estaba obligado) con el objetivo de levantarle la moral a las trabajadoras. Por ello el SVGPFA recibe una serie de críticas internas y externas del Ejército, de forma que los superiores de Pantaleón Pantoja dan por finalizado el SVGPFA y lo envían a los Andes peruanos cerca del lago Titicaca a hacer labores simples y sacrificadas como prepararles el desayuno a los militares. Pero aun así, logra vivir de nuevo con su esposa Francisca, conocida como Pochita, pese a los escándalos que originó su separación en Iquitos.
Esta novela que leí hace bastantes años se me ha venido a la memoria al ver, el otro día a funcionarios en un club de alterne haciendo sus cuentas (supongo que posteriormente, como Pantaleón Pantoja, harían sus informes para elevarlos a instancias superiores). A tal fin preguntaban a una de las trabajadoras de la casa de lenocinio por las tarifas aplicadas, según las exigencias del cliente.
Claro que ésto debe de ser así y mucho más meticuloso si, como se pretende, van a computar como ingresos del P.I.B. el dinero generado por la prostitución y la droga.
La parte ética del asuntillo es que mejor ni la tocamos. Creo que aquí las asociaciones de feministas y simples colectivos de mujeres debieran elevar su voz contra esta medida que pretende dar carta de naturaleza y extender su "Nihil Obstat" a algo tan escabroso como la explotación sexual de las mujeres. Por lo que se ve estos colectivos andan en otros menesteres o, maliciándome lo peor, están demasiado "apesebredos" como para decir "esta boca es mía".
Pero como nada de "apesebramiento" hay en mi es por lo que elevo mi crítica a la vez que hago un llamamiento a la sociedad que no sé si es consciente de la que se nos avecina; ya que el dinero generado por la droga pasará a engrosar las ganancias y a computar como ingreso o riqueza nacional.
La catástrofe va a ser de lo más clamoroso.
¿Ven ahora como nada es por qué si?.
Se modifica la ley de justicia universal y el efecto llamada hace que España se consolide como puerto franco de entrada de droga en Europa (las hemerotecas están ahí).
La señora Araceli Manjón-Cabezas es nombrada presidenta del Plan Nacional Sobre Drogas.
Recordarán que esta señora escribió no hace mucho un libro titulado "La Solución" y en el que dice que esta pasa por la legalización de la droga. ¿Ven cómo, sin apurar mucho, van encajando las piezas?.
Por desgracia pasará lo que ya dije en su día. Y que Dios vele por los más jóvenes, porque la cosa se pone más que fea.
La señora Manjón compara España con el país mejicano y extrapola al nuestro los problemas que allí pasan. Esto no es de recibo a día de hoy.
Pero pasarán cosas muy tremendas.
Convertirán la endemia en pandemia, sin posibilidad de retroceso. Proliferarán como setas las clínicas de lujo para que se desintoxiquen los hijos de los poderosos, por que los hijos de los demás solo podrán acceder por riguroso turno al redil donde los confinen. Y nos seguirán diciendo que hicieron lo mejor para la humanidad. Ellos, los mismos que tienen la culpa de que la humanidad esté patas arriba, esperarán que los aplaudamos. Esperarán que sumemos nuestros aplausos a los de la corte de farsantes que los jalean; esos pseudo progres que se venden por latillas sin valor y que, como perros dóciles, se contentan con que los poderosos – sus amos- los acaricien detrás de la oreja con sus sucios dedos  manchados de codicia y que tantas penurias y miserias humanas han causado. Moverán dóciles sus colas y se tirarán al suelo a dormitar mientras los señores feudales -feudales, si, porque son dueños de vidas y haciendas- entran en sus mansiones. El discurso de estos sátrapas será corto. Por que, aunque traten desde sus satrapías de convencer al lacerado mundo de que ellos obraron bien, ya, no los va a creer nadie. Bajo los cadáveres de las innumerables víctimas que quedarán en el camino, empezará a crecer una raza nueva, que casi a modo de fauna cadavérica se sobrepondrá. Nadie había reparado en ellos. Eran muy pocos, pero suficientes para decirles a voz en grito que los genocidios no pueden quedar impunes. Que ese mundo, que ellos decían que habían remediado, sigue pasando hambre. Que Brasil, Colombia, Venezuela, Méjico…… Continúan con sus corruptelas, sus desequilibrios sociales, sus abusos y su hambruna. Por que ellos, con sus soluciones, lo que han conseguido es llenar las calles de indigentes, los parques de zombis, las prisiones de reclusos. Los cementerios con, sus cadáveres hacinados, no tienen sitio para albergar mas podredumbre humana. La familia, célula indispensable de un tejido social sano, hace tiempo que ha desaparecido. Los frenopáticos no pueden admitir ya a mas enfermos mentales. Ahí tenéis vuestra gran obra, padres de la humanidad. No escuchan, están ciegos de codicia y solo piensan como van a superar las ciento setenta toneladas de cocaína que este año vendieron a EEUU o las ciento veintitrés que consiguieron colocar en la vieja Europa. Están ciegos y sordos de avaricia y  ahítos de poder. Solo piensan en producir más droga y donde venderla; pero en su libre mercado, pronto no habrá ni quien compre. El drama continuará. Y ellos gordos, y enfisematosos, terminaran por ahogarse en sus propias deyecciones. Murieron, pero se llevaron con ellos cualquier atisbo de esperanza de futuro.

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