OPINIÓN | Por su nombre
¿Y qué digo yo ahora?
Lunes 4 de agosto de 2014 - 18:01
Siendo fiel a mi costumbre de comentar después de haber realizado alguna actividad, es por lo que me pongo a escribir lo que sigue.
El comentario que puedo hacer sobre el pasado "Día Local" es muy simple y corto: "Ha sido un desastre". A las cosas hay que llamarlas por su nombre no arrogándose falsos triunfalismos. De este modo nadie puede nunca decirme que falto a la verdad, ¿ a caso ganaría algo con ello?.
Al menos que yo sepa, este año no lo puedo atribuir a que pasó como el año anterior en el que muy sospechosamente, para mi entender, coincidieron demasiadas actividades a la misma hora. Pues este año creo que no ha sido así y todo se debe a que no hay conciencia del gran problema que es la droga. Y el caso es que esta está ahí empujando cada día con mas fuerza; lo vemos y no nos movilizamos.
Decía Luther King, algo así como: "No me duelen las malas obras de la mala gente, me duele la indiferencia de la gente buena". Y esta gente buena no llega a ver la magnitud de un problema que, cada día se va haciendo mayor.
Es evidente que la droga la han ido introduciendo con una muy estudiada ingeniería social, hasta el punto de que casi la estemos considerando como algo natural y la veamos como la gripe o las alergias estacionales. Cuando el problema de la droga es mucho mayor y lo comprendemos cuando un ser querido cae en sus garras. Pero tomamos conciencia cuando ya el familiar ha caído en el consumo problemático del que no es nada fácil sacarlo; aunque también se sale. Pero es mejor curarse en salud y prevenir, que la cura luego es complicada.
Hay un hecho que no es fácil hacérselo ver a la gente, y entiendo que así sea, pero cuando un miembro de la familia cae en las garras de la droga, es la familia entera la que enferma y esto es de suma importancia. Por eso siempre que hablo de drogas menciono juventud y familia, que son las dos grandes victimas del problema. La familia como sistema recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no puede evitar verse afectada y dejar de mostrar síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros cae en adicciones. Las relaciones familiares y la comunicación se van haciendo cada vez mas disfuncionales, debido a que el sistema familiar se va enfermando progresivamente.
Miren, si la droga ha llegado a invadir la sociedad del modo que lo ha hecho, no ha sido por casualidad. Ha sido por el tremendo entramado de intereses que la sustenta y, nosotros divididos y apáticos, estamos creando el terreno idóneo para que este avance prosiga con la mayor facilidad. Y los pasos que se están dando para incorporarla al P.I.B. como una riqueza nacional no es sino producto de su enorme potencial económico y político entre otros muchos mas.
Créanme que no pretendo atacar a nadie, pero los hechos hablan por si solos. Pienso que a lo malo - yo diría que en este caso, lo peor- no se debe admitir a formar parte de nada ni tampoco darle carta de naturaleza.
Hemos de luchar contra la droga, pacifica pero contundentemente, si no queremos que esta convierta nuestros jóvenes, nuestras vidas y nuestras ciudades en un solar de cosas destrozadas y en una ruina.
Desde luego que ayuda poco el sistema político-judicial que ahora tenemos; si yo (estoy poniendo un ejemplo) denuncio a mi vecino por que en su casa se que vende droga, al poco tiempo nos veríamos los dos cara a cara en una sala de juicios. La gente para evitar cosas así te abstiene de denunciar y estas cosas van quedando en la impunidad y creciendo muy rápidamente. Seria necesario ver y estudiar otra forma de denunciar estos hechos y estoy seguro que las denuncias se multiplicarían, ya que son muchas las personas que me comentan estas circunstancias.
Romper con el estigma. Es esta la gran asignatura pendiente que se tiene sobre los consumidores y adictos. La familia - tal vez por el tema de la codependencia- suele negar la adicción y si, por desgracia, el adicto muere por consumo, ellos intentan ocultarlo de la mejor, o peor, manera posible.
En sociedades pequeñas, como pasa en la nuestra, esto es ridículo ya que con frecuencia "los demás" saben más y conocen cosas del adicto en cuestión que la propia familia.
Francamente creo que es mejor salir con la cabeza alta y a pecho descubierto diciendo la verdad, que intentar ocultar lo que todos conocen. Yo así lo entiendo. Aunque no por ello deje de respetar la posición que cualquiera adopte en estos casos. Creo que si intentásemos tapar menos y nos enfrentáramos a los traficantes y vendedores ocasionales con actitud firme y sin complejos, estaríamos haciendo mucho contra la inasumible ascensión de la droga.
No decaigan ni sientan vergüenzas sin sentido; la familia y los hijos son lo mas importante y es por lo que siempre tenemos que seguir en esta lucha.