Es el título de un libro escrito por el escritor balear Alfons Martí BauÇá.
Alfons y yo contactamos casi por casualidad y hemos tenido varias conversaciones epistolares y telefónicas.

También mostró gran interés en venir a Priego y dar una serie de conferencias sobre el tema sin intención económica alguna. He de reconocer que fui yo quien lo desanimó a venir ya que, conocedor del terreno, sabía que "el verde no estaba para pitos". Pienso que fue una pena perder ocasión tan propicia de tener una actividad cultural en nuestro pueblo, sin apenas coste alguno, y dadas por una persona tan preparada como él.
Es colaborador de revistas y periódicos y también del National Geographic y poseedor de una basta cultura y gran conocimiento por el tema. Pues así quedó la cosa.
Me envió un ejemplar de su libro y debo decir que me enganchó desde la primera ojeada. En absoluto es un libro sobre dogas al uso.
El título no es casual. Y lo comprobaran a lo largo de lo que escribo.
En él dice que en realidad, las drogas es una industria típicamente moderna, una industria surgida y activada en pleno siglo XIX con un antecedente notable. En efecto, éstas fueron empleadas como método de "amasar dinero" por parte del más criminal de todos los todopoderosos jefes de la española Inquisición del rey español en América. Aparte del uso de droga por parte de los hechiceros que se aprovechaban del pueblo salvaje drogándolo en tribus perdidas, prehistóricas, el primer intento histórico y serio de montar una industria de zombis, estructurada, "provechosa" y a gran escala, fue obra del Inquisidor y virrey Toledo. En efecto, Pedro de Toledo, a quien todos los historiadores cargan el exterminio de centenares de miles de indios y opositores, fue un virrey del reino de España (siglo XVI) que organizó el primer "narco-estado", descubriendo la hoja de coca como medio de narcotizar y explotar a sus centenares de miles de esclavos amerindios, así como un medio de entretener a las señoritas parasitarias, corruptas y perversas de Lima, ávidas de evasión.
Era el virreinato del Perú, perla del poder hispánico en el Nuevo Mundo. Desde entonces, la industria de la droga ha pasado de inquisidor a inquisidor de sectas varias.
Entre las muchas mentiras favoritas de los apologistas de las drogas está el afirmar que "las drogas siempre se usaron". Esta afirmación, tan común entre los que se adhieren de "modo inquebrantable" al narcotráfico, es una falsedad total que contiene un tinte supersticioso muy vulgar: es el viejo truco de tratar de imponer un plan dogmático sucio, o una imposición cuestionable, alegando que siempre fue así: ya se trate de cuestionar la pobreza o la criminalidad, o el abuso infantil, el fanático o partidario de la tiranía, la enfermedad o la pobreza -de los demás, claro- dirá que es una "guerra inútil" toda oposición a estos males y, por supuesto, que "siempre fue así".
Entiendo que no se ha perdido la guerra contra las drogas. Y es que -pese a la heroicidad de tantos como exponen su vida por evitarla- la "autentica guerra de verdad  y universal contra las drogas" no ha empezado todavía. Y el futuro se adivina bastante propicio a que la cosa vaya a peor.
"La industria del inquisidor" es cada día más prospera.