OPINIÓN | Por su nombre
¡Échalo a la calle!
Lunes 20 de junio de 2016 - 10:16
Aunque la asociación -ya con otra directiva- parece estar en estado de coma profundo, yo, que sigo con mi actitud inamovible frente a la maldición de la droga; sigo estando en el lugar de siempre y con las mismas ganas de luchar contra ella.
Por eso estoy abierto y dispuesto a escuchar a quienes acuden a mi buscando "algo" que los oriente, los ayude, o simplemente los escuche; ya que el tener a un adicto a sustancias tóxicas (no me da la gana decir drogadicto por la tremenda carga peyorativa que conlleva, aunque gramaticalmente sea más correcto) en casa es siempre un problema desbordante y que termina superando la capacidad de aguante de cualquiera.
Sobradamente se que hay frases que a fuerza de repetirlas terminan por ponerse de moda; tal es la que da título a este artículo: ¡Échalo a la calle!.
Como viejo sanitario no puedo entender que un profesional de la salud aconseje a unos padres que "tiren a la calle" a un hijo enfermo. Y les aseguro que he visto y oído casi de todo.
Por un momento, imaginen que acuden al hospital con su hijo (hijo o hija da igual) enfermo y tras realizarle las pruebas pertinentes le diagnostican una grave enfermedad. Ustedes mirando con ansiedad al médico le preguntarán qué deben hacer para tratar a su hijo, y éste tras darle una serie de sugerencias, les termina diciendo que lo mejor es que lo echen a la calle y lo dejen en total abandono.
Ésto que no cabe en cabeza humana ¿por qué se torna aceptable cuando se trata de un drogodependiente?.
Por esto decía, mas arriba, que como sanitario no puedo entender que un profesional de la salud aconseje a unos padres que abandonen (¡que echen a la calle!) a un hijo enfermo de drogodependencia.
O ese profesional es un desalmado o está en el lugar equivocado (es muy frecuente).
Una autoridad mundial en este tema de la talla de la doctora Nora Volkow, directora del NIDA americano, declara abiertamente que la adicción es una enfermedad del cerebro y como tal debe ser tratada.
Supongamos a un joven que por mor de un tumor cerebral se tornara agresivo y de difílcil convivencia; ¿lo echaríamos a la calle por eso?. Cualquiera diría "pobrecito" ¿cómo le iban a hacer eso?.
Pues el problema del drogodependiente es mucho más complejo, ya que además de su adicción, suele presentar otras patologías asociadas; tal es el caso de la llamada patología dual, entre otras muchas comorbilidades que puede aparecer, o ir apareciendo, a lo largo de su proceso adictivo.
Hay que ser muy honesto en nuestras apreciaciones. Y a tal fin tenemos que aceptar que si la droga ha llegado a donde ahora está, es por que así lo hemos permitido; que cada cual cargue con la parte que le corresponda, pero ésta es la triste y cruda realidad. Y ahí están los enfermos que se han ido generando. Pero la actitud que se debiera adoptar ante esta tremenda y desbordante "distocia social" no puede ser nunca echarlos a la calle y cerrar (otra vez mas) los ojos ante el problema.
¡Por Dios, seamos coherentes!, todo enfermo necesita ayuda y el profesional ni debe ni puede aconsejar su abandono.
Si está penado el maltrato animal, ¿cómo podemos plantearnos, siquiera, el abandono de un ser humano enfermo?.
Una hermana llama a otra por teléfono y le comenta que el médico le ha dicho que su padre padece la enfermedad de Alzheimer. A lo que la oyente le responde ¡ÉCHALO A LA CALLE!.
¿Lo echaríamos?.