El cambio de itinerario de Caridad y Soledad, dos de las novedades destacadas.
Rafael Cobo Calmaestra
Lunes 17 de abril de 2017 - 20:18

Por tercer año consecutivo la Semana Santa de Priego ha completado sus once desfiles procesionales y la representación del Prendimiento, produciéndose como dos de los hechos más significativos, el estreno en el itinerario de las hermandades de la Caridad y la Soledad, que dejaron para el recuerdo imágenes que pueden catalogarse como históricas.

Con un sol radiante y una mañana plenamente primaveral el Domingo de Ramos iniciaba el ciclo pasionista con la hermandad de La Pollinica, desfile en el que los más jóvenes volvían a ser los grandes protagonistas siendo mayoría en el amplio cortejo, en el que se incrementaron los pequeños ataviados a la usanza hebrea tras haberse visto reducido su número de manera preocupante en los últimos años. En lo que respecta al acompañamiento musical, la denominada Banda Chica abría la comitiva, la Banda Grande acompañaba al paso de Nuestro Padre Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, y la Banda Sinfónica Soledad Coronada hacía lo propio con María Stma. de la Encarnación.
Entrada la tarde y desde la iglesia de Ntra. Señora de las Mercedes, la hermandad de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto y María Stma. de la Paz volvía a demostrar la devoción que Las Caracolas profesa hacia las dos imágenes titulares de la hermandad, que estuvieron acompañados musicalmente por la agrupación Los Turutas y la Banda de Músia de Herrera. Durante el discurrir de la comitiva por el barrio que vio nacer a la congregación más joven de la Semana Santa prieguense, volvía a vivirse emotivos momentos, acompanando muchos de sus vecinos a las dos imágenes hasta la finalización de su desfile.
Tras una primera intensa jornada, el atardecer del Lunes Santo repetía la escena de un Calvario poblado de público para asistir en directo a la salida de la cofradía de María Stma. de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Cuando los últimos rayos de Sol se ocultaban por el horizonte, las puertas de la recoleta ermita se abrían de par en par dando paso a los titulares de la congregación del Lunes Santo prieguense, que acompañados por un amplísimo cortejo iniciaban su lento discurrir hasta la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. En la comitiva volvía a sobresalir la impactante imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, tras el que procesionaba la bellísima efigie de María Santísima de los Dolores, que un año más estuvo acompañada musicalmente por la Banda de la Escuela Municipal de Música y Danza de Priego.
Pero sin lugar a dudas, una de las jornadas que este año era más esperada era, la del Martes Santo, en la que se vivió un momento histórico con el discurrir de los titulares de la hermandad de La Caridad por el Adarve, que de esta manera se incorporaba con gran acierto a los itinerarios de la Semana Mayor de nuestra localidad. Como era de esperar tras conocerse la aprobación del cambio del tradicional recorrido de la congregación de la noche del Martes Santo, el paso del Santísimo Cristo de la Expiración y de María Santísima de los Desamparados por el monumental enclave fue una de las instantáneas más buscadas por el numeroso público que se dio cita en la zona con la intención de inmortalizar tan especial momento. Igualmente emotivo fue el saludo que María Santísima de los Desamparados, que estuvo acompañada musicalmente por la Banda de Música de Herrera, ofreció a los titulares de la cofradía de la Soledad y la Pollinica cuando la comitiva discurría por la plaza de San Pedro, otra de las novedades de una noche de Martes Santo que supuso un antes y un después en la centenaria historia de la hermandad de La Caridad.
El Miércoles Santo, ecuador de la Semana Santa, volvía a estar marcado por dos citas localizadas geográficamente en pleno corazón de Priego. Así y tras el colorista pasacalles del Escuadrón de soldado romanos y Chaquetillas Colorás de la archicofradía de la Columna, este año capitaneado por Carlos Molina, la plaza de la Constitución volvía a convertirse en un improvisado escenario en el que tenía lugar la representación del Prendimiento, pieza de teatro sacro que se remonta a la primera mitad del siglo XVII y en la que se recrean los pasajes evangélicos del Lavatorio, Cena, Oración en el Huerto, Venta y Prendimiento de Cristo. Todo un lujo que gracias al esfuerzo de la archicofradía columnaria se mantiene desde el siglo XVII hasta nuestros días y que sin lugar a dudas supone uno de los actos más singulares de la Semana Santa.
Cuando los actores que toman parte en el Prendimiento, acompañados del Escuadrón de Soldados Romanos y Chaquetillas Colorás de la archicofradía columnaria regresaban a San Francisco, desde San Juan de Dios iniciaba su desfile procesional la hermandad de Nuestro Padre Jesús Preso y María Santísima del Mayor Dolor, cuyos titulares volvieron a congregar a un gran número de público para presenciar las maniobras de ambas cuadrillas tanto por las angostas callejas que dan acceso a la plaza del antiguo hospital, como por varias zonas del itinerario, entre las que volvía a sobresalir la revirá entre calle Alta y Ubaldo Calvo.
Entre los estrenos que presentaba la hermandad, caben destacar las potencias con las que procesionaba Ntro. Padre Jesús Preso, cuyo paso de misterio lucía una nueva fase de talla realizada por el artesano y a su vez hermano mayor de la hermandad Miguel Ángel Jiménez. Igualmente reseñable fue el acompañamiento musical tanto del paso de misterio, con la banda de cornetas y tambores Elevación, de Campo de Criptana (Ciudad Real), mientras que tras el palio volvía a dar muestra de su excelsa calidad la Banda de la Escuela Municipal de Música y Danza de Priego.
Con un tiempo primaveral, el Jueves Santo volvía a poner de manifiesto el atractivo que Priego sigue teniendo tanto para los visitantes que eligen nuestra localidad como destino vacacional, como para aquellos otros, que por motivos laborales, tuvieron que tomar la forzosa decisión de emigrar a otros puntos de la geografía peninsular y en estos días regresan a la tierra que los vio nacer. Un auténtico reguero humano que desde primeras horas de la mañana se congregaba en plazas, calles y principalmente en los templos, uno de ellos San Francisco, punto neurálgico de la Semana Santa prieguense.
Los actos cofrades arrancaban a mediodía, con la celebración por la archicofradía de Ntro. Padre Jesús en la Columna de su Misa de Comunión General, gracias a un privilegio Papal concedido a la misma. A última hora de la tarde, las veneradas imágenes de Ntro. Padre Jesús en la Columna y la siempre bellísima efigie de María Santísima de la Esperanza, acompañada musicalmente por la Banda de la Escuela Municipal de Música y Danza de Priego, así como la Santa Vera Cruz, origen de la actual archicofradía, iniciaban una estación de penitencia que volvía a contar con una importantísima participación de hermanos ataviados con túnicas con el característico color blanco y verde.
Mientras los titulares de la archicofradía columnaria recorrían las calles de Priego, la ermita de la Aurora, la iglesia de San Pedro y la ermita de las Angustias acogían los turnos de vela en honor al Cristo de Ánimas,  al Stmo. Cristo Yacente y  Nuestra Señora de las Angustias y Nuestro Padre Jesús en su Descendimiento respectivamente, siendo también muchos los prieguenses que visitaron los distintos altares e imágenes expuestas en otros templos.
Ya en la madrugada del Viernes Santo, los titulares de la cofradía de los Dolores iniciaban su regreso a la ermita de El Calvario en la conocida como procesión del Silencio o Vía Sacra, que finalizaba pasadas las cuatro de la madrugada.
Prácticamente desde ese momento y más intensamente a partir del amanecer, ya eran muchos los fieles y devotos que se congregaban en San Francisco para asistir a la colocación de la venerada efigie de Ntro. Padre Jesús Nazareno en su trono, un verdadero ritual que afortunadamente y gracias a los esfuerzos de la hermandad se ha convertido en un respetuoso acto con el que da comienzo oficiosamente su desfile procesional, que a partir de las once en punto de la mañana toma forma en la calle.
A las 12:37 horas, una de las frases más ancestrales y conocidas dentro del vocabulario cofradiero prieguense: “paso redoblao como el año pasado”, era pronunciada por Juan Jiménez, capitán este año del Escuadrón nazareno, iniciándose la ascensión hasta el Calvario, desde el que, a las 14:00 en punto, Nuestro Padre Jesús Nazareno impartía la bendición a su pueblo, congregado en masa en el Gólgota prieguense.
Tras una intensa mañana, la archicofradía de las Angustias, con su particular sello de elegancia, iniciaba a última hora de la tarde su desfile procesional con varias novedades a destacar, entre ellas la salida al unísono de sus dos titulares, maniobra que en años anteriores había retrasado de manera notable el inicio del desfile. Igualmente en el guión procesional destacaban, entre otros estrenos, una cruz mediatriz y dos ciriales, y la nueva banda de tambores roncos y timbales que acompañaban al Descendimiento.

Por su parte, el cambio de itinerario de la Soledad deparó momentos inolvidables, entre ellos el paso de la comitiva por las calles Isabel la Católica, así como el acto penitencial que se celebró en la plaza del Llano, recuperando de esta manera una tradición que secundaban la cofradías y hermandades de la localidad en centurias precedentes. Pero si la Semana Santa de 2017 ya había adquirido el rango de histórica por los ya comentados cambios de itinerario de Caridad y Soledad, la noche del Viernes Santo aún deparaba otro momento destacado con la coincidencia en la plaza de Andalucía de los cortejos de Angustias y Soledad, punto donde al acceder la cruz de guía soleana, ya se encontraba el primer tramo del cuerpo de nazarenos de las Angustias. La solución acordada previamente por las juntas de gobierno de ambas congregaciones llamó la atención al público allí congregado, ya que por un tramo de calle de unos cinco metros fueron desfilando los integrantes de ambos cortejos e incluso los tronos de los titulares de la cofradía de la Soledad.
El hecho comentado fue una de las numerosas novedades que se vivieron a consecuencia del cambio de itinerario de la Soledad para evitar, como en años precedentes, que su estación de penitencia se prolongara más de lo deseado debido al peculiar ritmo del desfile de las Angustias.
Tras la confluencia del cortejo soleano con el de las Angustias, que deparó todo tipo de comentarios, los titulares de la Soledad, a los sones de la Banda Sinfónica Soledad Coronada, que volvía a acompañar al paso de palio, entraban en San Pedro cuando las manecillas del reloj ya habían consumido varios minutos del Sábado Santo.
Finalmente, el desfile procesional Ntro. Padre Jesús Resucitado y María Santísima de la Cabeza ponía fin a una Semana Santa radiante. Tras la Eucaristía celebrada en su sede, ambas imágenes, acompañadas musicalmente por la agrupación Passio Christi y la Banda de la Escuela Municipal de Música y Danza de Priego iniciaban a mediodía desde la iglesia de la Virgen de la Cabeza el itinerario que se completaba a las tres de la tarde, finalizando la tercera Semana Santa consecutiva de los últimos 22 años en la que todas las cofradías y hermanades prieguenses han podido completar sus desfiles procesionales. Ahora, el mundo cofradiero prieguense comienza su particular cuenta atrás hasta la llegada del 25 de marzo de 2018, Domingo de Ramos de la ya próxima Semana Santa, con el aperitivo de los ya inminentes Domingos de Mayo que mantendrán la actividad de hermandades y cofradías durante los próximos meses.

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