OPINIÓN | Por su nombre
Sí, pero así no
Miércoles 19 de abril de 2017 - 21:13
Con todo el dolor de mi alma he dicho muchas veces que si la droga no existiera la tendríamos que inventar. Me duele decir ésto más de lo que cualquiera se puede imaginar. Pero la realidad está ahí y no quererla ver sería ceguera o necedad.
Dicho lo anterior, añado que nunca aceptaré que del pobre adicto se haga un "bien de consumo" o una fuente de ingresos.
Contra la droga hay que luchar, pero sin mercantilismos ni con afán recaudatorio.
Yo definiría al adicto como un metabolíto activo, producto de una mala combustión social.
No se puede hacer un "modus vivendis" de la lucha contra la drogodependencia.
Al adicto, como enfermo que es, se le ha de tratar con los medios que los organismos oficiales han de poner para este fin. Y estos han de ser los suficientes y necesarios para que nadie pueda lucrarse de él, nunca más allá del lucro que de este saca el traficante.
Todo lo que no se haga con este fin, no es sino sacar más astillas del pobre y reseco árbol.
Contra la droga y sus consecuencias, se puede, y se debe, luchar desde todos los sitios posibles. Pero no pretender hacerlo solo desde un despacho. Detesto que se pretenda estar tras una mesa, muy ajenos, -pero sabedores de ello- a cuanto ocurre en la calle y luego esperar sentado que se produzcan las inevitables adicciones. Y de este modo, revestidos de un manto de bondad, sacar cuanto rendimiento se pueda del pobre adicto y de su familia. Así no es como yo concibo este asunto.
No, este tipo de proyecto no me sirve como modelo. La droga está en la calle y es ahí donde se debe hacer cuanta denuncia social sea necesaria para intentar erradicarla.
Denuncia social, salir a cuerpo a la calle haciendo esta denuncia; alzar la voz donde fuere necesario y, sobre todo, prevenir sin desmayo.
Yo siempre estaré del lado de quien luche contra la droga -de eso que no quepa la menor duda- pero nunca estaré de acuerdo en que se mercantilice una desgracia familiar y social como de la que hablo.
Por mi parte no hay la menor intención de hacer el más mínimo atisbo de "fuego cruzado" contra nadie. Pero si expreso claramente lo que sobre esto pienso. Y si alguien se siente herido, puede aplicarse cuanta árnica precise; pero en este terreno no me "casaré" jamás con nadie.
Todos sabemos que la droga está ahí, pero no es la solución poner una máquina traga perras junto al consumidor. Mi idea es tenderle una mano para tratar de sacarlo de esa maldita ciénaga, pero siempre de forma altruista.
Sé que expresándome de la forma en que lo hago me quedaré más solo que la una, ya lo estoy. Solo y mi conciencia muy limpia, pero nunca (como el gorrión de Serrat) venderé al alpiste "mi color ni mi canción".