OPINIÓN | Sin subcategoría
Que no falten motivos
Miércoles 12 de agosto de 2020 - 09:45
Es evidente que la pandemia del coronavirus ha castigado con extremada fuerza la economía de nuestra ciudad, particularmente a la vinculada con el sector turístico, que es uno de los pilares fundamentales y casi único de nuestra supervivencia
Pero también ha afectado a las demás actividades productivas de distribución y comercio en general. Lo que no está nada claro es si será una crisis pasajera que va a remolque de los vaivenes del covid-19 hasta que llegue el esperado remedio y por tanto estemos hablando de un año vista, o si, por el contrario, será una herida que nunca cicatrizará.
Evidentemente, no hay que hacer caso de las opiniones de los “expertos” tertulianos de los medios de comunicación porque normalmente no entienden nada de aquellas posturas que defienden o predican. En este caso, los que habitualmente saben de las oscilaciones de los mercados financieros, tampoco terminan de ponerse de acuerdo porque los interrogantes que se abren son muchos y escasas las respuestas.
Muy probablemente la crisis derivada de la pandemia, que estamos sufriendo en Priego y aldeas, haya influido, pero la verdad es que se tiene la sensación de vivir en una ciudad abandonada a su suerte. Y no me refiero, claro está, al culebrón de la variante de las Angosturas, un ciclo superior de conservatorio, ni de la construcción de un CHARE o de un hospital, ni tampoco de la mejora de nuestras urgencias. Optar por estas mejoras de nuestra ciudad quizás hubiese representado un “chute” a nuestro ego local, pero no hubiese ocultado esa triste y a la vez extraña sensación de abandono.
Mientras tanto, vecinos de nuestra ciudad reclaman al ayuntamiento que actúe contra los incívicos que ensucian nuestras calles y se quejan reiteradamente de la falta de atención a las cosas más cotidianas. Se sienten olvidados mientras el equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento presta más atención a festivales, actos sociales y a la política nacional en vez de bajar a pie de calle, del puerta a puerta y de introducirse en la realidad ciudadana. Una dejadez que no da lugar a esperanza alguna.
No es una consecuencia del covid-19, porque viene de muy atrás, pero es una realidad que la ciudad presenta un estado de suciedad importante, con una sensación de abandono generalizado, sobretodo en los barrios alejados del centro. Vecinos de Virgen de la Cabeza, Caracolas, Ángel Carrillo, Inmaculada, 28 Febrero, Puerta Graná, Jesús de la Columna, Moraleda, Avilés, incluso de los Almendros que relatan problemas de suciedad, dejadez, sobre todo falta de atención. Se ven aceras difíciles de transitar debido a la maleza que sobresale de los solares, alcaparroneras en muchas calles que incluso se derraman por la calzada, mascarillas y guantes como nuevos residuos inorgánicos en nuestras calles , excrementos de nuestras mascotas que convierten nuestros paseos en una yincana. Y ahora dirán: Oh!!! eso es culpa de los que lo hacen!!! Si, pero también es culpa del que lo tiene que solucionar y no lo hace, teniendo en cuenta, además del servicio propio, de la contratación externa de empresas de limpieza para tal fin.
A todo esto añadámosle las consecuencias evidentes de la pandemia más de 30 locales que han cerrado la persiana. Puede ser que algunos hibernen y despierten cuando hayamos superado este paréntesis y la vida, la ilusión y la esperanza vayan abriéndose de nuevo camino. Para conseguirlo, habría que preparar, ya desde ahora mismo, los estímulos que lo hagan posible con campañas institucionales, promociones para conseguir que se reactive el comercio, la industria y que el turismo vuelva a Priego,... acciones de cara a un futuro a medio y corto plazo. Y no lo estamos haciendo!
Porque no hay estrategia que esté impulsando el ayuntamiento para crear un plan estratégico que , no solo mantenga la poca la industria y el comercio que nos queda, sino renovarlo, adaptarlo y educarlo al siglo XXI. No solo hay que adaptar estas fuentes de riqueza, sino también a los empresarios y trabajadores. Dar ese impulso hacia adelante, ese salto de calidad que tanto bien haría a nuestra ciudad. Hemos cambiado la Feria Real por un festival, dos festejos taurinos por uno. Todo lo que sirve para ocultar la realidad se ha mantenido. Pero Agropriego, el fomento del emprendimiento y el autoempleo, el apoyo a la industria y comercio local ¿por qué lo hemos cambiado?. Necesitamos una industria y un comercio de futuro, pero lo necesitamos ahora, inmediatamente.
Y desde el punto de vista turístico, crear un plan brillante y arriesgado, innovador capaz de atraer no solo a ese visitante disponible más cercano, si no para después consolidarlo en futuras temporadas.
Los debates y los procesos de reflexión siempre son útiles porque aportan ideas y propuestas, que en su conjunto, pueden facilitar soluciones de futuro. Pero tampoco eso existe en nuestra ciudad. Hay un enrocamiento de ideas que navega entre la prepotencia y el abandono.
Estamos en una temporada atípica, extraña e insegura. El sector hotelero ha retomado la actividad gracias en la mayor parte a nuestra propia población. Pero ¿será capaz de establecer unas bases sólidas de futuro que permitan recuperar el turismo nacional e internacional, sino también un alargamiento de la temporalidad de su oferta?.
Tal y como están ahora las cosas, podría ser también que la pandemia facilitase la puesta al día de un cambio de modelo que de otra forma no hubiéramos, ni tan siquiera pensado, llevarlo a cabo.
Ahora es el momento de ayudar al tejido económico, tanto de Priego como de sus aldeas, incentivando el conocimiento de sus tesoros y en este sentido la promoción de su legado cultural, una oferta singular de ocio y una apuesta firme por la naturaleza, tiene que convertirse en uno de los puntales de la recuperación. El descubrimiento de nuevas y atractivas fuentes de promoción tienen que ser valores a promocionar para dar a nuestros posibles visitantes una experiencia más enriquecedora.
Queremos que vuelva el turismo y queremos un turismo que vuelva.
Entre todos, démonos motivos.