Juan Damián Sánchez Luque
Jueves 1 de agosto de 2013 - 19:29
generica

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Cuando José Agustín Goytisolo escribió este poema a su hija Julia, es evidente que veía un gran atisbo de esperanza. Si nos fijamos con atención se ve que trasluce unos consejos a su hija para que afrontara con dignidad cualquier contratiempo que la vida, inevitablemente, le habría de presentar.
Por supuesto le dejó este manual para la vida, que tantos sin sabores ya le había procurado a él. Tan fue así que poco después José Agustín se suicidaba arrojándose por un balcón.
Desde luego que aquí no transcribo el poema entero; he querido tomar la parte del principio donde le habla a su hija de que pese a los contratiempos, la vida siempre ofrece esperanza y se impone seguir adelante, a pesar de que le digan "que la vida no tiene objeto, que es un asunto desgraciado".
Me llama y no poco la atención cuando leo la estrofa:
"Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego".
Pero, ¿que pasa cuando los hombres ya no tienen alegría y solo les queda el muro ciego?. "Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido".
Pero has nacido y estás aquí, en este caso sin risa ni alegría, porque los hombres ya no ríen; los jóvenes no tienen futuro. Sentados, con los ojos secos (porque ya se les acabaron la lágrimas) miran con fijeza y desconcierto al muro ciego, infranqueable, desolador; porque es ese su futuro "el muro ciego".
Quedará la salida que le quedó a Goytisolo: arrojarse por el balcón hacia el vacío o recurrir al paraíso artificial de la droga que tan generosa y con tanta facilidad se les pone a su alcance. Llorar con los ojos secos ante el muro ciego( por que no hay más) o volverse hacia su proveedor y echar mano de lo que le ofrece y caminar con paso cierto hacia la adicción, hacia la nada.
¿Ves como lo del muro ciego era mentira?. Consume, camina, ríe con la alegría que los hombres tuvieron (ya la han perdido); pero no pienses ni sientas y mucho menos que tu desesperación te haga salir a la calle a pedir lo que por derecho divino te pertenece. Trabajar, vivir, ser una persona por que ( tu ya lo sabes) no puedes volver atrás, por que la vida ya te empuja como un aullido interminable.
¡Seamos sinceros!, te empuja hacia un abismo insalvable. Quien te quitó de frente al muro ciego, también te quitó todo lo que en derecho natural te pertenecía. Sigue al aullido interminable y desaparece en la nada, no pienses, camina. Es lo que hay. No pienses.

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