La comisión creada en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, dirigida y bajo la atenta supervisión del vicario parroquial, Juan Carrasco Guijarro, organizaba ayer domingo una serie de actos con motivo del cincuenta aniversario de la ordenación sacerdotal de Pedro Crespo Hidalgo.
Tras varios meses de trabajo, la jornada resultó altamente positiva, habida cuenta de la numerosa asistencia registrada en los dos eventos programados, así como las adhesiones y felicitaciones recibidas en este reconocimiento social hacia un sacerdote, que desde su llegada a Priego ha estado estrechamente ligado al mundo cofradiero así como a varias instituciones sociales y fundaciones de carácter benéfico.
Así, a las doce de la mañana, la parroquia de Ntra. Señora de la Asunción acogía una Eucaristía, en la que tomaron parte otros sacerdotes de nuestra localidad y la comarca, contándose para la ocasión con el acompañamiento musical de la Coral Alonso Cano.
Pero donde verdaderamente se puso de relieve el calado de esta conmemoración fue en el almuerzo-homenaje celebrado en un repleto Pabellón de las Artes, en el que se congregaron, según fuentes de la organización, 365 comensales, entre ellos representantes de la Corporación municipal, con la Alcaldesa, María Luisa Ceballos, al frente, la mayoría de los sacerdotes del Arciprestazgo, antiguos compañeros del homenajeado, familiares de éste, representantes de distintos estamentos de la sociedad prieguense y el mundo cofrade de nuestra localidad al completo.
En los postres, se procedía a la proyección de un montaje audiovisual en el que se recogían los 50 años de apostolado de Pedro Crespo en las tres localidades que han marcado su vida sacerdotal como son Pozoblanco, su primer destino tras su ordenación en 1965; Peñarroya-Pueblonuevo, donde puso en marcha multitud de proyectos; y finalmente en Priego, donde llegó en el verano de 1990, por lo que en breve se cumplirán los 25 años de permanencia en nuestra localidad.
Tras unas emotivas palabras de Francisco Alcalá Sánchez, en las que no pudo ocultar la amistad que lo une con el homenajeado, fue el propio Pedro Crespo el que tomaba la palabra para cerrar de una manera sencilla el acto, agradeciendo el calor humano y el respaldo que había recibido en la conmemoración de estas bodas de oro sacerdotales.